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1525 – ca* . 1585

Jerónima Enríquez de Guzmán fue una figura destacada de la nobleza castellana del siglo XVI, tanto por su linaje como por su papel como II Marquesa de Las Navas, un título que compartió junto a su esposo, Pedro Dávila y Córdoba, II Marqués de Las Navas.

Hija de Enrique Enríquez de Guzmán, IV Conde de Alba de Liste, y de María de Toledo, Jerónima pertenecía a una de las familias más influyentes de la nobleza española de su tiempo. Este linaje estaba estrechamente vinculado a los círculos de poder en la corte de los Reyes Católicos y de los monarcas que les sucedieron, como Carlos I y Felipe II.

Jerónima contrajo matrimonio con Pedro Dávila y Córdoba, quien tuvo un destacado papel en la corte de Felipe II, participando en eventos clave como la supervisión del Monasterio de El Escorial, la campaña de Flandes y las negociaciones de la boda entre Felipe II y María Tudor. Este matrimonio fortaleció aún más las alianzas entre dos de las casas nobiliarias más influyentes de Castilla.

El matrimonio tuvo dos hijos: Leonor Dávila y Toledo y Pedro Esteban Dávila, quien heredó el título y el marquesado, consolidando la continuidad del linaje. Jerónima ejerció un papel fundamental en la administración de los bienes familiares, especialmente en un periodo en el que las mujeres de la nobleza asumían roles importantes en la gestión de los patrimonios y en las relaciones sociales y políticas.

Aunque no se conservan detalles extensos sobre su vida personal, se sabe que Jerónima Enríquez de Guzmán desempeñó un papel destacado en el desarrollo del marquesado y en el mantenimiento de su relevancia en los círculos cortesanos. Su presencia se intuye en las decisiones que fortalecieron la posición de la familia Dávila en los años siguientes.

El vínculo de Jerónima con Las Navas del Marqués se mantiene vivo a través del legado monumental que ella y su esposo ayudaron a construir. La familia Dávila fue promotora de importantes edificaciones como el Convento de Santo Domingo y San Pablo, lugar emblemático de la villa que reflejan la prosperidad y el espíritu de mecenazgo de la familia.

A través de su linaje, Jerónima Enríquez de Guzmán contribuyó a asegurar la continuidad de una de las casas más importantes de Castilla, dejando una huella indeleble en la historia y el patrimonio de Las Navas del Marqués.

[*] no hay registros que confirmen la fecha exacta.

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