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1497 – 1560

María Enríquez de Córdoba, I Marquesa de Las Navas, pertenecía a una de las familias más influyentes de su tiempo. Era hija de Pedro Fernández de Córdoba y Pacheco, alguacil mayor de Córdoba y Primer Marqués de Priego (título otorgado póstumamente), y de Elvira Enríquez de Luna.

Como esposa de Pedro Dávila y Zúñiga, I Marqués de Las Navas, María desempeñó un papel importante en la consolidación del prestigio y la historia de esta familia. Falleció a los 63 años debido a un cáncer de pecho, una pérdida que su esposo quiso honrar de forma singular. Pedro Dávila ordenó grabar el escudo de los Dávila y una inscripción en una gran roca, visible hoy en la actual Ruta de los Trece Roeles, como homenaje póstumo a su amada esposa.

María Enríquez de Córdoba fue enterrada junto a su esposo Pedro y su hijo Juan en el altar del Convento de Santo Domingo y San Pablo, bajo una majestuosa lauda de bronce diseñada por el célebre escultor Jacques Jonghelinck. Esta obra, de extraordinaria calidad artística, se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico Nacional. La inscripción de la lauda refleja no solo su linaje y virtudes, sino también el amor y la unión eterna con su esposo:

“A Dios Salvador,

En este sepulcro descansa María de Córdoba, madre de los pobres, primera marquesa de Las Navas, de esclarecido linaje español. Falleció el 15 de julio de 1560, a los sesenta y tres años de edad, víctima de una cruel enfermedad. También su marido Pedro Dávila y su hijo Juan, viviendo y muriendo para sí y su piadosa mujer, para que después de la vida la muerte no separase a los que Dios había unido en 1563.”

El legado de María Enríquez de Córdoba perdura no solo en la memoria histórica de Las Navas del Marqués, sino también en la educación de las nuevas generaciones. El Instituto de Educación Secundaria de Las Navas del Marqués lleva orgullosamente su nombre, en reconocimiento a su relevancia en la historia local y su ejemplo como figura de fortaleza y dedicación.

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