Quintana de la Serena, Badajoz, 1946 – 2017
Isabel Escudero fue una poetisa, ensayista y crítica literaria cuya obra se distinguió por su profunda exploración de la poesía popular, la tradición oral y el lenguaje como medio de expresión personal y colectiva. Su trabajo abarcó desde la poesía más breve, como el haiku, hasta ensayos y críticas literarias, dejando un legado que continúa influyendo en las generaciones actuales.
UNA CARRERA EN LA ACADEMIA Y EL ARTE LITERARIO
Isabel Escudero desarrolló su carrera académica como profesora en la Universidad Complutense de Madrid y en la UNED, donde se dedicó a la enseñanza de la literatura y la poesía. También fue codirectora de la revista Archipiélago, un espacio de reflexión literaria que recogió y promovió la voz de autores contemporáneos. Su relación con el mundo literario fue profunda, participando activamente en diversos foros y recitales, especialmente junto al poeta y filólogo Agustín García Calvo, con quien mantuvo una amistad y colaboración literaria durante más de cuatro décadas.
LA POESÍA COMO VÍA DE CONEXIÓN POPULAR
La poesía de Isabel Escudero se caracteriza por su proximidad a la tradición popular y su intento de recuperar las voces anónimas del pasado. Su primer poemario, Coser y cantar (1984), refleja influencias de poetas como Antonio Machado y el haiku japonés, un estilo que cultivó con delicadeza y que marcaría el tono de su obra posterior. A través de obras como Razón común = Razón poética y Cancionero didáctico: Cántame y cuéntame, Escudero demostró su preocupación por el papel de la poesía en la educación, especialmente en la escuela, y por la importancia de la tradición oral como herramienta de aprendizaje. Esta mirada hacia la oralidad es una constante en su obra, que se nutre de la sabiduría popular y la capacidad del lenguaje para transmitir sentimientos y conocimientos de manera directa y accesible.
“Cifra y aroma” (1995) es una recopilación esencial que reúne haikus, cantares y poemas breves que sintetizan su universo poético, cargado de sensaciones y simbolismos. En Fiat Umbra, continuó con su exploración del poema breve, mientras que Gorrion, migajas… constituye una antología que reúne coplas, haikus y recuerdos de su infancia, con la traducción inédita de los poemas de Catulo por Agustín García Calvo. Su último trabajo, Tinta robada (2017), póstumamente editado por la filóloga Virginia Díaz, retoma los temas recurrentes de su obra: el amor, el desamor, la naturaleza, la memoria y el lenguaje popular.
UNA VINCULACIÓN PROFUNDA CON LAS NAVAS DEL MARQUÉS
Las Navas del Marqués fue uno de los lugares más importantes en la vida de Isabel Escudero. En esta localidad abulense disfrutó de los veranos durante muchos años, escribió varias de sus obras, incluida ¿Bailamos? (1996), publicada en el cuaderno literario Caprichos. Este lugar fue el refugio donde la escritora encontró paz y concentración para su labor creativa. Además, Escudero colaboró activamente en la revista literaria de Las Navas, Caminar Conociendo, que fue un referente en la cultura local.
La relación de Isabel Escudero con Agustín García Calvo, quien también compartió muchos momentos en Las Navas, fue crucial tanto en lo personal como en lo literario. Juntos trabajaron en diversas publicaciones, y fue en este entorno donde Escudero profundizó en su estilo poético, que nunca abandonó su conexión con la tradición oral y el canto popular.
UN LEGADO LITERARIO INMENSO
A su fallecimiento, la familia de Isabel Escudero decidió donar su extensa obra literaria a la biblioteca pública de Las Navas del Marqués, permitiendo que el pueblo de Las Navas pudiera acceder y conocer su legado. Esta donación contribuyó al enriquecimiento cultural de la localidad y consolidó la figura de Isabel Escudero como una de las escritoras más queridas y admiradas de la región.
REFLEXIONES SOBRE SU POESÍA
De la poesía de Isabel Escudero, Agustín García Calvo escribió en el prólogo de Coser y cantar:
“…Que este aprendizaje de la voz anónima y los aciertos que el amor del azar le haya brindado a doña Isabel Escudero en la imitación y continuación por escrito de las fórmulas orales, pueda traer algo de rotura y riqueza a la literatura de los Cultos…”
Por su parte, Luis Mateo Díez, en el prólogo de Cifra y aroma, expresó:
“…No conozco otro caso parecido de fidelidad extrema a la herencia de lo popular… una voz enormemente personal, expresiva de un mundo muy propio, que alcanza una extraordinaria dimensión…”
Y Víctor Erice, en el epílogo de la misma obra, reflexionó:
“Hay momentos donde el lenguaje es, a la vez, flecha y herida. Flecha capaz de romper el velo –la ilusión– de la realidad; herida que nos toca el corazón porque acierta a mostrar lo que no se ve a simple vista…”
El estilo poético de Isabel Escudero sigue vivo a través de sus obras y su vinculación con la tradición popular, la poesía breve y la mirada atenta a lo cotidiano. Su legado literario continúa siendo una fuente de inspiración para los amantes de la poesía y la literatura española.