Villafranca de la Sierra, 1492 – Ávila, 1567
Pedro Dávila y Zúñiga, V Señor de Villafranca y III Conde del Risco, se convirtió en el I Marqués de Las Navas (1533–1567) gracias al privilegio otorgado por Carlos I en 1533 como recompensa por su papel decisivo en la derrota de los comuneros en Villalar. Fue entonces cuando el pueblo adoptó el nombre de Las Navas del Marqués en su honor.
Hijo de Esteban Dávila y Álvarez de Toledo y de Elvira de Zúñiga y Guzmán, Pedro contrajo matrimonio con María Enríquez de Córdoba, con quien tuvo cuatro hijos y una bella historia de amor que se refleja en vestigios como la Piedra de los Trece Roeles o la lauda de los primeros marqueses. Su primogénito, Pedro, heredó el marquesado y los títulos familiares.
Figura destacada en la corte, Pedro Dávila y Zúñiga ocupó importantes cargos bajo los reinados de Carlos V y Felipe II. Fue alférez mayor de Ávila, contador mayor de Castilla y mayordomo de Felipe II. También desempeñó funciones diplomáticas de alto nivel como embajador de Castilla en Inglaterra y embajador extraordinario en Roma, y acompañó a Carlos V a su coronación en Bolonia.
Además de su influencia política y diplomática, el I Marqués de Las Navas dejó un legado arquitectónico que aún define la villa. Mandó construir algunos de sus principales monumentos, entre los que destacan el Castillo Palacio de Magalia (antiguamente conocido como el Castillo de los Dávila), la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, y el Convento de Santo Domingo y San Pablo, que donó a los dominicos. Estas obras consolidaron el prestigio de la villa y reflejan la relevancia histórica y cultural que alcanzó bajo su mecenazgo.
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