Poetisa y ensayista. Isabel Escudero fue profesora en la Universidad Complutense de Madrid y en la UNED, también codirigió Archipiélago.
Ha participado en numerosos foros y recitales junto a Agustín García Calvo. Su primer poemario fue "Coser y cantar", con influencias de Machado y del haiku (un tipo de poesía japonesa muy breve). En "Razón común = Razón poética" y "Cancionero didáctico: Cántame y cuéntame", se aprecia su preocupación por la utilización de la poesía en la escuela y la tradición oral en el aprendizaje. "Cifra y aroma" es una recopilación de sus haikus, cantares y poemas breves. Su libro "Fiat Umbra", también contiene poemas breves. "Gorrion, migajas...", es una antología de coplas, haikus y recuerdos de su infancia, con la traducción inédita Catulo, de Agustín García Calvo. "Nunca se sabe" es otra de sus obras, siendo su última obra póstuma “Tinta robada”, editada por la filóloga Virginia Diaz. "Tinta robada" es un poemario que guarda relación con los temas que le movieron toda la vida: amor, desamor, asombro, vida, naturaleza, aprendizaje.., en definitiva la concepción popular y las maneras de nombrar todo lo que discurre por el pensamiento, el tiempo y el lenguaje.
También trabajó como crítica de cine para Cinema2002 y Banda Aparte, y ha escrito ensayo.
Isabel Escudero veraneó en Las Navas del Marqués, localidad en la que ha compartido más de un paseo por los pinos con su compañero de viaje durante sus últimos 40 años, Agustín García Calvo. Aquí escribió algunas de sus obras como “¿Bailamos?” (1996), publicada en el cuaderno Caprichos. Tanto Isabel Escudero como Agustín García Calvo colaboraron activamente en la edición y publicación de artículos dentro de la revista literaria de Las Navas (Caminar Conociendo). Gran parte de su obra literaria se encuentra disponible en la biblioteca pública de Las Navas del Marqués ya que a su fallecimiento fue cedida por su familia para que el pueblo de Las Navas pudiera conocerla.
De la poesía de Isabel Escudero se ha escrito:
“…Que este aprendizaje de la voz anónima y los aciertos que el amor del azar le haya brindado a doña Isabel Escudero en la imitación y continuación por escrito de las fórmulas orales, pueda traer algo de rotura y riqueza a la literatura de los Cultos, es algo que no podemos sino desear fervientemente, no ya por los merecimientos de ella, sino también por la dominación y pesadumbre de la retórica y pedantería de varia color en la poesía literaria…”. Agustín García Calvo, prólogo a Coser y cantar, 1984.
“…No conozco otro caso parecido de fidelidad extrema a la herencia de lo popular, entendiendo lo que esa fidelidad conlleva, ya que no se trata de una lírica revitalizadora del folclore, emuladora de su ejemplaridad, se trata de una voz enormemente personal, expresiva de un mundo muy propio, que alcanza una extraordinaria dimensión, al sonarnos como anónima…” Luis Mateo Díez. Prólogo a Cifra y aroma, 2001.
“Hay momentos donde el lenguaje es, a la vez, flecha y herida. Flecha capaz de romper el velo –la ilusión– de la realidad; herida que nos toca el corazón porque acierta a mostrar lo que no se ve a simple vista, pero que alguna vez, como en un sueño perdido, hemos vislumbrado.” Víctor Erice. Epílogo a Cifra y aroma, 2001.